1925 (Enero): LA PRIMERA VEZ QUE ESCUCHÓ LA RADIO MI GRAN AMIGO “PEPE POLO” – EA4-410.U

Uno de los pocos testimonios que pude encontrar a comienzos de Siglo XXI para que me hablase de lo que experimentó al oír por primera vez la radio, fue mi excelente amigo José Polo Martínez, décadas después EA4-410.U y pionero de la audioamplificación en España (https://www.radioclubhenares.org/?file_id=225). Tras mantener amistad con “Pepe Polo” desde mi niñez, me comentó al respecto…

“La primera vez que yo oí la radio se escuchaba por galena. Algún ser privilegiado se había traído del extranjero unos aparatos que ya tenían una o dos lámparas y un altavoz adicional, en forma de una bocina que se ponía encima de la mesa con un cable… ¡ya eran de lujo!

La señal llegaba a la antena, se detectaba con una galena que apartaba la parte de radiofrecuencia y dejaba el audio que iba a parar a un auricular, que podía ser de dos cascos o uno solo. Así la escuché en San Sebastián por primera vez, donde yo estaba estudiando el bachiller. Un amigo mío me lo comentaba pero yo no lo había oído nunca.

Por aquél tiempo, 1924-25, apareció uno que era el mayor de la pandilla que teníamos y propuso irnos a montar un receptor de galena al castillo de San Sebastián.

¡Que emocionante!… ¡Qué maravilla!…

Un buen día se presentó y dijo… Mañana vamos a ir al castillo…, y este chico aparece con una bolsa y una antena, que era un hilo de cobre retorcido gordo, con los aisladores de cerámica aquellos, en forma de huevo ¡los clásicos! para poner un conductor largo, de una longitud grande, 50, 40, 30 metros de largo, extendido en el castillo.

Bueno, pues extendimos la antena e hicimos el empalme en un extremo para que fuera con el cable totalmente protegido a donde estaba el receptor de galena, allí metido en aquella roca y una salida para auriculares conectada a un auricular solo ¡No teníamos más! ¡Que emoción!.

La tierra hay que hacerla con esta barra de hierro que yo traigo. Hay que clavarla aquí, entre unas piedras, y tenemos la ventaja de que está lloviendo, por lo que nos va a hacer una masa muy buena.

Allí metimos la barra de hierro cuyo cable iba a parar al receptor de galena, ¡al borne de tierra! porque la antena iba al de antena. Entonces, empezó a pinchar la galena por distintos sitios… ¡No! ¡No sale nada!.

Empezó a darle a un condensador variable que tenía, con aislantes de mica, y allí estábamos todos emocionados pendientes de que saliera una señal… ¡No se oye nada!.

De repente dijo… ¡A ver! ¡Callad, callad todos!… ¡Londres! ¡Londres! ¡Londres!… ¡Una inglesa!…

Allí se cogía muy bien Londres con galena porque, lógicamente, era un camino directo sobre el mar y llegaba al Monte Urgull directamente desde las costas inglesas ¡claro! ¡Venía la onda sin ningún obstáculo por el Cantábrico!.

Aquello fue muy emocionante ¡Muy emocionante! ¡No me lo podía creer!”.

Fuente: termina_enlaceArchivo Histórico EA4DO

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